El secreto del caracol
Andrés Díaz Marrero

Prosa poética
Lectura para reconocer adjetivos

Un reluciente objeto brilla sobre la arena. Caminamos un poco, y al acercarnos a él, observamos su figura cónica y alargada, descansando apaciblemente sobre la playa, tal y como descansan las estrellas sobre el oscuro techo de un cielo despejado. Contemplamos su color suavemente irisado, casi líquido, como los flecos de luz que borda el sol en las nubes cuando se acuarela en ellas.

Sobre la arena, en el dilatado atardecer, en el momento en que el cielo convoca a todos sus grises para decirle adiós al día, vemos al caracol, apagando, con su refulgente concha, el último destello de luz que se despinta. Lo vemos imperturbable, absorto, alelado, tal vez meditabundo, escuchando el susurro musical del viento, o quizás, descifrando el lenguaje con que conversa, la playa con la arena, la roca con las olas…

prosa el caracol

Lo observamos quieto, ensimismado, con el sosiego del que ha logrado descifrar el enigma del tiempo. Si lo alzamos de la arena y escudriñamos con nuestro oído su nacarado centro, escucharemos un leve murmullo. Murmullo que revela la clave de un arcano misterio. Puesto el oído en él, escucharemos, en el crepuscular silencio henchido de gaviotas, ¡su preciado secreto!






©Andrés Díaz Marrero
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