Un caballo se reía
por Andrés Díaz Marrero

Un caballo se reía
porque un gallo equivocó
la canción que componía
y cantaba gloglogló.
La cabra que lo observaba
le dijo: -señor, señor
no se ría, don Caballo,
que es que al pobrecito gallo
un maíz se le atoró.
Por eso cuando entonaba,
por su garganta brotaba
en vez de un kikirikí
un ahogado gloglogló.
pues el gallo tenía prisa
cuando el maíz se tragó.
Encogió, el bayo, el pezcuezo
y dijo con voz serena
-¡Perdone usted!, señoría
si mi actitud la ofendió.
No quise causarles pena,
menos entrar en porfía.
No fue mi intención burlarme,
que está claro con el hecho:
que apenas soy un jumento
lleno de pellejo y hueso
cuatro dientes, flaco el seso:
parecido a rocinante.
Escupió el gallo aquel grano
que su canto silenciaba
batió alas, y soltó ufano
su armoniosa voz templada
una alegre clarinada
de un kikirikí sonoro.
¡Esto vale más que el oro!,
¡qué bueno es sentirse sano!
Cabra, y su amigo el cantor,
operístico don gallo,
rieron junto al caballo,
todos de muy buen humor.
Que es muy noble perdonar,
y jamás, jamás guardar,
a los amigos rencor.





©Andrés Díaz Marrero
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