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Navidad
Andrés
Díaz Marrero
¿De dónde vino la estrella
que alumbró sobre la paja?
¿Acaso de un astro baja
la luz que vibra y destella?
¿O tal vez, la paja aquella
al sentir el cuerpo santo,
en gozos, celebra el llanto
del pequeñuelo, alumbrada;
y una intensa llamarada
proyecta hacia el negro manto?
¿Puede que fuese el calor
del cuerpo, cuya ternura
proyectó sobre la altura
la luz de su inmenso amor,
y no un fugaz resplandor
de estrella, o de algún lucero?
¿Del cielo la llamarada,
de donde vino?, preguntan
los pastores que se juntan
al clarear de la alborada.
¡Ni paja, estrella o lucero!
Esa es mi contestación.
¡Quien les alumbró el sendero
fue la luz del corazón!
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