Romance de la esperanza
Andrés Díaz Marrero

Clava en mi pecho alfileres
redonda luna que espantas
sueños, que tejen sus redes
en los abismos del alma.
Alborota mis sentidos
despiértalos con campana
que aturda todas las voces
que de mi interior estallan.
Abre fuentes y caminos
rompe el cerrojo del alma
que se vacíe mi pecho
cual violenta catarata,
para que salga el amor
que anega todas mis ansias.
Pues, llevo el pecho agobiado
de puñales y fantasmas,
puñales de doble filo,
que hasta el aliento traspasan,
y recuerdos que me ahuyentan
como dolidos fantasmas.




Sombra soy de tu sendero
neblina en tu madrugada
eco de tu tibia voz
suave reír de alborada
que sobre tu sien se posa
como olorosa guirnalda.
Y aunque no acierto a tenerte,
de este lado, en mi almohada,
el aroma de tu aliento
en sueños se me derrama
embriagándome de olores
deseo, candor y llama.
Y siento desde mis tuétanos
un no sé qué, que desgarra,
que me corroe en silencio
y en silencio me desgasta.
Y escucho entonces tu voz,
sobre el silencio y la nada
como la mano tendida
del náufrago a la esperanza
y vuelvo a soñar despierto,
me vuelco sobre mis ansias
restañando los cristales
del amor que se me escapa,
con miedo a que se me pierda...
¡Pues con ello pierdo el alma!




©Andrés Díaz Marrero
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