¡A trabajar! -dijo Adriana, y
comenzó a golpear el tronco como si estuviera
clavando. Sofía, se puso a jugar que aserruchaba una
de las ramas.
-¡Ay!, ¡Auxilio! ¡socorro, me están
tumbando la casa! ¡Ay!, ¡Auxilio!
¡Ay!
Adríana y Sofía, dejaron de jugar. Y miraron
asombradas a un pequeño grillo que gesticulaba
mientras gritaba pidiendo auxilio.
-¡Un grillo que habla!. -exclamó
Sofía.
-¡Claro que puedo hablar! Puedo hablar y cantar y
brincar cuanto me plazca, pero eso no es motivo para que me
tumben la casita.-le respondió el grillo.
-Lo siento señor grillo. ¡Sólo
jugábamos a los carpinteros! Estas herramientas no
son de verdad, son de plástico. -dijo Adriana.
-Es verdad, el serrucho no corta; únicamente hace
risrás, risrás.-añadió
Sofía.
-Pero, los golpes del martillo y el ruido del serrucho son
verdaderos; y asustan. Asustan mucho. Por un momento
pensé que se iba a repetir la historia..
-replicó el grillo
¿Qué historia?-preguntaron a coro, Adriana y
Sofía
-Yo vivía feliz al lado de una quebrada, rodeado de
flores y árboles frondosos. Entonces, llegaron unos:
«desarrolladores», que así se les llama a
los que hacen negocios, comprando y vendiendo tierra, y
construyendo urbanizaciones y centros comerciales.
Comenzaron talando los árboles y aplanando la tierra
para construir edificios y fábricas. Sin
árboles ni matas en el lugar, apenas llovía.
La mayoría de los pájaros y animales
decidieron buscar otro sitio para vivir y la gente
comenzó a enfermar por falta de agua potable.
-¿Agua qué?-preguntó Sofía
-Agua potable, así se le llama al agua que las
personas pueden beber sin temor a enfermar.-respondió
el grillo.
-Continúe usted, don grillo-suplicó
Adriana
- decía que: la mayoría de los pájaros
y animales decidieron buscar otro sitio para vivir y la
gente comenzó a enfermar por falta de agua potable.
Las fábricas cerraron, pues, los trabajadores se
mudaron, buscando otros sitios más saludables para
sus familias. En poco tiempo, el lugar se convirtió
en un pueblo fantasma. A pesar de todo, quería
quedarme
¡yo había nacido allí!
Entonces
, ocurrió algo espantoso.
-¡Adríana!, ¡Sofía! Es hora de
bañarse y arreglarse, pronto vendrán sus
padres a buscarlas.-era la abuela, quien las llamaba.
Adriana y Sofía, eran primas; y la abuela las cuidaba
mientras los padres de éstas trabajaban.
-¡Ya vamos, abuela! Déjanos un ratito
más.-le respondió Adriana.
-Esta bien, pero sólo cinco minutos más.
-contestó la abuela.
Por
favor, don grillo; termine la historia; pues, nos tenemos
que ir-suplicó Sofía.
Lo que ocurrió espantoso fue
que nos
azotó un huracán. La fuerza del viento y la
enorme cantidad de lluvia que caía hizo que el cerro
se convirtiera en un río de lodo cuya fuerza
arrasó todo lo que tenía por delante. Apenas
escapé. Pues, para evitar ser sepultado por el
deslizamiento de tierra, brinqué a un pedazo de rama
que flotaba quebrada abajo
Y, bueno
, aqui estoy,
¡y ustedes me quieren tumbar la casita!
-Perdone, señor grillo; no lo volveremos a molestar.
Quisiéramos que fuera nuestro amigo. -le
contestó, Adriana.
-¡Está bien! Ya lo olvidé, ¡ya lo
olvidé! Sólo fue un susto. -Asintió el
grillo.
-Don grillo, ¡necesitamos su ayuda! Nuestros padres
piensan talar los árboles que están en la
parte de atrás de la casa de abuela. -comentó
Sofía
-Sí, los que están al pie del
cerro.-confirmó Adriana.
-Por favor, don grillo, venga con nosotros, para que le
cuente a la abuela, y a nuestros padres que están por
llegar; lo que a usted le pasó, no queremos que algo
así nos suceda a nosotros también.
-Suplicaron, Adriana y Sofía.
-No puedo. Nunca hablo con las personas mayores. Converso
únicamente con los niños.
- ¡pero hay que advertirles!-exclamó
Sofía
- Eso, se lo dejo a ustedes. -les contestó el grillo,
mientras se alejaba del lugar a grandes saltos.
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