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¡Cuidado!
Andrés
Díaz Marrero
Desde la nórdica altura
con sus garras afiladas
con su amenazante pico
y su certera mirada
escudriñaba el follaje,
buscando una presa incauta;
a quien caer como rayo,
con velocidad que espanta,
y antes que cuenta se diera
apresarla entre sus garras.
Pero tiene impedimento
esa mortal acechanza,
que un pequeño centinela
con su nido en la alta palma
lanza, ¡Pitirre!, su grito;
grito brioso de batalla.
¡Pitirre!, devuelve el eco
que retumba en la montaña
¡Pitirre!, ¡nadie se atreva
a acercarse a su morada!
¡Escucha!; y busca otro rumbo
ave rapaz y malvada
que el pitirre de mi raza
sabe defender el nido
de la extranjera amenaza.
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